>> Y eso no puede pasar, ¿verdad? Estamos condenados a errar solos por el horizonte sin saber que no dejaremos de volver al punto de partida. En mis sueños puedo tocarte y sugerir que hagamos esas cosas prohibidas que tú y yo sabemos.Te abrazo y no te resistes, no me dices con voz entrecortada que eso no está bien. Te dejas acariciar y tengo que imaginarme la textura de tu piel y deseo que me hubieras dejado abrazarte cuando tuve la ocasión. En mi sueño eres tú, despojada de imágenes erróneas y falsa moral construida en cimientos que no se sustentan. No entiendo por qué te escondes tanto, si tu interior es hermoso.
>>No, no digas nada. No quiero que intentes convencerme, porque sé que caeré. Nunca he sido un hombre de principios, y tú me los has quitado. Los has esparcido por el suelo y has ido pisándolos uno a uno, hasta que sólo quedaba la bestia encerrada en una jaula, muerta de deseo, implorando clemencia. Casi la sacas de ahí. ¿sabes? Casi la liberas. Pero pude apartarte a tiempo, y ahora tengo esa extraña calma en la que todo parece fluir tal y como debería. Siento que soy el protagonista de 'Tres sombreros de copa' y sigo estrictamente su guión. Entiéndeme: tengo miedo a dejarlo todo por algo que me parece sumamente efímero. Sé que alargaría la mano para rozarte el pecho y sólo agarraría arena. Porque eres luz, y eres tiempo, pero nunca serás espacio para mi. No me concederás ese privilegio.
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