-Eres caprichosa, joder, como una niña pequeña. Te obsesionas con aquello que no puedes tener, te convences de que necesitas hacer la compra y coges ese pelapatatas tan guay de la tienda más chic de cocina. Pelas una patata y te das cuenta de que hace el trabajo demasiado fácil, y quizás eso esté bien, porque te ha costado mucho conseguir el cuchillito, pero era emocionante cortarte cuando intentabas comer tubérculos fritos...
-Es que la patata se ha puesto demasiado agresiva y me da miedo.
-Eso es porque cree que te tiene dominada. No debes dejar que la patata te domine, nena, si no estarás perdida. Ella huele tu miedo.
-Pero yo quiero comer papatas fritas.
-Ya lo sé, pequeña. Ya lo sé.
No hay comentarios:
Publicar un comentario