Cuando era pequeña y vivía en Tenerife, estuve el último año esperando a que terminara para volver a Galicia. No fue una de mis mejores épocas, por lo que recuerdo. Me pasaba el día encerrada en casa porque mi madre trabajaba toda la tarde, y no hacía prácticamente nada. Llegué a acostarme a las ocho de la noche para rellenar las horas que me sobraban. Me desenvolvía sola: me levantaba y me hacía el desayuno yo, cogía el autobús sin nadie que me acompañara, comía lo que me había preparado mi madre el día anterior y me iba a la cama antes de que ella volviera. Tenía unas ganas locas de voltar á miña terra.
Creo que fue ahí cuando empecé con el rollo de ''todo llega para el que espera'', un mantra que me lleva acompañando muchos años ya. Cuando, finalmente, me encontré en el avión hacia Vigo, esa frase resonaba en mi cabeza todo el tiempo. Desde entonces mis consejos han sido del tipo pasivo: espera y verás, las cosas llegan cuando menos las previenes, la paciencia es la madre de la ciencia... He sido una muñequita de porcelana, todos estos años, esperando sonriente en el escaparate a que alguien entrase y me comprase por lo bonita que soy.
Las muñecas de porcelana dejaron de venderse hace mucho tiempo.
Lo propio sería seguir con la metáfora y decir que ahora están de moda las barbies, pero siempre las he odiado. Ese prototipo de chica tan... tonta. Tonta perdida. Todo imagen, nada de cerebro, sonrisa pintada y tetas de plástico. Prefiero ser un barriguitas.
Dejo de lado la crítica social para seguir con mi egocentrismo. Bien, veamos...
¿He cambiado de actitud en todos estos años? Creo que no. Creo que me he dado cuenta de que esperar a que te compren no es lo más viable, pero sigo haciéndolo igual. En fin, si hay chicas a las que les funciona... ¿por qué a mí no? EL problema, claro está, es que esas chicas son Barbies, y todos quieren cogerlas, y todos compiten por ellas. Y ahí queda el pobre muñeco barriguitas, con una mano regordeta levantada, clamando libertad desde su cajita de plástico. No, no estoy autocompadeciéndome, de hecho me estoy riendo de mí misma y la imagen mental que he hecho del barriguitas me está haciendo mucha gracia. Además, los barriguitas dominarán el mundo con sus canciones pegadizas, lo sé.
Ahora llega el momento egocéntrico de turno.
Últimamente me está yendo demasiado bien. Dicen que si repites un mantra muchas veces, se hace realidad. Bien, puede que el mío se haya hecho. Todo llega para el que espera. Yo no he esperado nada, y de pronto, PUF, triplete. Así por las buenas. Al barriguitas lo han comprado, la demanda se ha disparado, se ofertan más muñequitos. Pero creo que es porque me siento bien conmigo misma. Porque tengo confianza. Porque, de un año para otro, sé cómo es el mundo, sé cómo funciona. No sé. Me callo ya, soy un ego con persona.
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